Bajo Luis VII, hijos de Luis VI (1137-1180), los derechos hace aún algunos progresos, sobre todo gracias a Suger, abad de Saint-Denis, que controla durante las ausencias del rey.
Luis VII hace en primer lugar una corta guerra al conde de Champaña, para obligarlo a la obediencia.
Llevado por la cólera, incendiar la ciudad de Vitry (1142), en Champaña, luego atormentado por los remordimientos y exhortado por San Bernardo, él emprende el viaje de Tierra-Santo para expier su falta (1147); pero la segunda cruzada, a la cual toma parte con el Emperador de Alemania Conrad, tiene pocos resultados: se destruye al ejército alemán y sucesivamente a una parte del ejército francés en Asia Menor, y Luis VII no puede sino visitar Jerusalén.
A su vuelta de Palestina (1149), se divorcia con su mujer Éléonore de Guyenne; pero ésta se casa de nuevo pronto con Enrique II Plantagenêt, conde de Anjou, duque de Normandía y pronto rey de Inglaterra; los ámbitos de Éléonore, es decir, el Guyenne, Gascoña, el De Angulema, el Saintonge y el Poitou pasan así a Inglaterra en vez de que corresponda a Francia.
Enrique II, que posee toda la parte occidental del reino, se vuelve contra el rey de Francia, su soberano; pero Luis VII se defiende gracias a la fuerza del vínculo feudal y a la alianza con la Iglesia.
Enrique II, al contrario, ve sus esfuerzos paralizados por su lucha con el arzobispo de Cantorbery, Thomas Becket, y por las rebeliones continuas de sus cuatro hijos.