El Tratado de Nimègue señala el apogeo del reino de Luis XIV; los burgueses de París le otorgan el nombre de Grande; los cortesanos lo adoran como Dios; se le elevan arcos de triunfo; el palacio de Versalles se acaba.
Enivré de su potencia, Luis XIV dicho: "el Estado es mí", y quiere ser el amo en Europa como en Francia.
Se hace asignar por las Habitaciones de reunión las dependencias de sus conquistas, construye a Sarrelouis, y se apodera de Estrasburgo y Luxemburgo.
Se enajena al papa por su violencia, y toma de Génova una venganza cruel.
Toda la Europa se une contra él.
REVOCACIÓN DEL EDICTO DE NANTES
Decidido a establecer en sus Estados la unidad religiosa como la unidad política, Luis XIV emprende de convertir a los protestantes; la persuasión que parece demasiado lenta, hay "del militar, es decir se sirve de los dragones como misioneros, y Luis XIV revoca el edicto de Nantes, a los aplausos de una gran parte de la nación (1685)." Francia pierde a dos ciento cincuenta mil de habitantes, y Europa se une contra Luis XIV.